Los Ángeles verdes de las carreteras españolas
Autor: Jesús Vicioso Hoyo/Los Villares/Valdepeñas de Jaén
La extraordinaria organización de la Vuelta Ciclista a España cuenta, además, con uno de los dispositivos de seguridad más importantes de cuantos se realizan cada año en el país. La Guardia Civil, responsable de este cometido, establece una unidad específica para garantizar la ausencia de incidentes.
En un cruce de caminos, a la entrada de Los Villares, una familia sale de su casa para esperar la llegada de los ciclistas. Son las dos de la tarde y aún falta un buen rato para que llegue la impresionante caravana de la Vuelta. Los coches circulan por la carretera y, de pronto, varias motos de la Guardia Civil despiertan la atención de los vecinos. Los agentes se bajan de ellas y comienzan a extenderse por la rotonda. Uno de ellos va precintando las salidas y la vía se queda, poco a poco, sin circulación. Los vehículos que se quedan en medio son “embolsados”, es decir, apartados de la calzada, que se queda totalmente “limpia”. El motorista despliega una bandera amarilla y, en el vacío del tráfico, los espectadores se impacientan, a la vez que la ilusión porque llegue el paso aumenta.
Al poco, llegan otros guardias con banderas rojas. Desde ese momento, las normas de circulación ya no rigen y la competición manda.
Fuente
La extraordinaria organización de la Vuelta Ciclista a España cuenta, además, con uno de los dispositivos de seguridad más importantes de cuantos se realizan cada año en el país. La Guardia Civil, responsable de este cometido, establece una unidad específica para garantizar la ausencia de incidentes.
En un cruce de caminos, a la entrada de Los Villares, una familia sale de su casa para esperar la llegada de los ciclistas. Son las dos de la tarde y aún falta un buen rato para que llegue la impresionante caravana de la Vuelta. Los coches circulan por la carretera y, de pronto, varias motos de la Guardia Civil despiertan la atención de los vecinos. Los agentes se bajan de ellas y comienzan a extenderse por la rotonda. Uno de ellos va precintando las salidas y la vía se queda, poco a poco, sin circulación. Los vehículos que se quedan en medio son “embolsados”, es decir, apartados de la calzada, que se queda totalmente “limpia”. El motorista despliega una bandera amarilla y, en el vacío del tráfico, los espectadores se impacientan, a la vez que la ilusión porque llegue el paso aumenta.
Al poco, llegan otros guardias con banderas rojas. Desde ese momento, las normas de circulación ya no rigen y la competición manda.
Fuente
Tu opinión es muy valiosa, haznos llegar tus sugerencias.
Comentarios
Publicar un comentario
Nos gustaría conocer tu opinión referente al artículo.