Los rodamientos

 Un rodamiento es el sistema de sujeción antifricción por excelencia.

Si crees que no has visto nunca ninguno mira el eje de tu bicicleta, y  prácticamente todo lo que gira.

Su funcionamiento es muy sencillo, en lugar de poner dos piezas que friccionen una contra otra, esto sería un casquillo o una bocina, se intercalan en la zona de contacto bolas, generalmente de acero.
De esta simple forma, la superficie de contacto se ve reducida de forma dramática, pues cada bola solo roza en un punto con la superficie exterior y en otro con la interior.
Así ya tenemos reducida la fricción, pero aún tenemos otra ventaja, cuando empiece a rozar la bola de rodamiento girará. Al girar aún se reduce más el rozamiento.

Tenemos así un sistema de extremadamente baja fricción. Las bolas han de ser de un tamaño proporcional al esfuerzo que han de desarrollar. Quien de pequeño haya tenido una canica de acero, de esas que eran tan valoradas, en realidad tenía una bola de rodamiento.

Cuando tenemos sistemas especiales, por velocidad o temperatura, usamos distintas técnicas. Por ejemplo las bolas pueden ser de porcelana, que aún reduce más la fricción y aún aguanta más temperatura. Para sistemas que requieran más refrigeración de las bolas, se usan sistemas con más bolas de las necesarias, y se les hace retornar por conductos exteriores que ayudan a la refrigeración.

Y una vez todo ello explicado aún podemos mejorar el sistema.
Sin entrar en muchos detalles, si las dos piezas que han de recibir el esfuerzo son magnéticas y se repelen, tenemos un colchón magnético. La reducción de fricción es aún más drástica, pues estas dos piezas intentaran, por la repulsión magnética a la que están sometidas, rehuir el contacto físico y con ello la fricción.

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.

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