Cómo pintar una bicicleta - El Acabado

Esta es la parte que se va a ver, pero os aseguro que por muy bien que hagáis el acabado, no hay manera de dejarlo bien si no habéis seguido los pasos anteriores. El tipo de pintura es bastante libre, asegurándose siempre de la compatibilidad con la imprimación, pero los esmaltes acrílicos, como los que se usan para los coches quedan muy bien, con un buen brillo y resisten bastante. En esta parte es donde entra más la subjetividad. Podéis elegir pinturas brillantes o mates, o incluso con efectos extraños (dorados, metálicos, con reflejos...).

La imprimación tiene que estar bien seca (depende del tipo, pero por lo general unas 24 horas). Aplicar el acabado es lo más difícil, porque aquí si que no podemos lijar, y cualquier mota de suciedad o chorretón se notará. Pero como ya tenéis experiencia de la imprimación, seguro que esto os sale mucho mejor. El polvo es un gran enemigo; si hay polvo se os pegará a la pintura mientras se seca. Aunque aparentemente no se vea, quita brillo y si es entre capa y capa puede producir sombras y "aguas" en la pintura, que no hay forma de quitar.
Si en la imprimación era muy recomendable, aquí es imprescindible aplicar la pintura con pistola o con spray (que será lo que usemos la mayoría). Podemos comprar la pintura en spray directamente, pero hay sitios, como en la tienda que antes os dije, donde te fabrican el color exacto que tu quieras (puedes elegir en catálogos) y te lo meten luego en el bote de spray. Es muy cómodo y no sale demasiado caro. Agenciaros unas cuantas boquillas porque siempre se acaban obstruyendo. Además, dependiendo del tipo las hay que pulverizan más o menos, más abierto o más cerrado... O sea, haced pruebas y elegid.
Y ahora viene lo más difícil: pintar. Como antes, el muy importante dar varias capas finas, empezando por las zonas más complicadas. Quedan mejor y no chorrean. Hay que agitar muy bien el bote, durante varios minutos. Si, si, es un rollo y se te cansa el brazo, pero nos estamos jugando el aspecto de nuestra máquina. Y antes de darle a la bici, pulverizamos un poco en un cartón o papel, para que luego el chorro sea uniforme. No paréis el chorro en un punto del cuadro. Si ha quedado con poco, dar más pasadas, pero siempre moviendo el spray. Puede ser necesario dar incluso 5 o más capas, para dejarlo uniforme. No lo intentéis hacer en una o dos sólo, porque chorreará la pintura. Esperad entre capa y capa a que se seque la anterior. Y un último consejo: pintad sin miedo. Si vais "acongojados" os quedará peor. Los habilidosos pueden incluso hacer degradados, o dibujos en distintos colores, enmascarando las zonas que no queremos pintar con cinta adhesiva. Esto ya queda al gusto y la habilidad del consumidor.
Como toque final, si queremos que nos quede con mas brillo, existen productos especiales para pulir pinturas. Algunos incluso incorporan siliconas que aumentan la resistencia al agua y la intemperie. Si no queréis pulir, pero queréis proteger algo más, podéis darle un barniz de acabado como los que se dan en las pinturas metalizadas de los coches (por supuesto, también en spray). Ya solo queda poner pegatinas, quitar la cinta, montar la bici y a correr.
Bueno, pues si habéis llegado hasta aquí siguiendo todo bien, y con un mínimo de maña, os habrá quedado el cuadro como nuevo (o mejor, a vuestro gusto). Sólo una advertencia IMPORTANTE: las pinturas llevan disolventes, en su mayoría muy tóxicos y muy inflamables. Cuando además, las estamos pulverizando, los riesgos se multiplican. Así que tened cuidado con chispas, llamas, etc., pintad en un lugar ventilado y poneros mascarilla, mejor de gases (de las de filtros) que de las de polvo (las de papel) que para disolventes poco hacen, aunque siempre es mejor que nada.

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