Las horquillas con suspensión ( I )


Como la mayoría de nosotros sabemos una bicicleta todo terreno (TT) está pensada y diseñada para resistirlo casi todo, y según nos limite nuestra economía lo podremos comprobar, aun a riesgo de romper algo en el intento.
Así como hoy ya no imaginamos una bici que no tenga un cuadro de aluminio, tampoco podemos concebirla sin una horquilla con suspensión. Con estos adelantos tecnológicos podemos contar con bicis más confortables y mucho más maniobrables. Basta de rebotar contra los pozos o las piedras.
Muchas  marcas se ocupan de desarrollar estas piezas, algunas pensando en las competencias más importantes de esta modalidad, otras abarcando un segmento  de uso más terrenal y un tercer grupo que si bien no aporta los mejores desarrollos, acercan a la gran masa de ciclistas principiantes algo del confort y la maniobrabilidad de sus hermanas mayores.



Hablando del primer grupo, en muchas ocasiones la horquilla que le pones a tu bici o la que trae de fábrica tu nueva bici es bastante más cara que un muy buen cuadro de aluminio. Para poder entender esto tenemos que tener en cuenta que lo que hoy día cuesta diseñar y construir una horquilla es mucho más que lo que cuesta diseñar y construir un cuadro de aluminio, que ya lleva muchos años en el mercado, por cierto más que las horquillas de suspensión.
La necesidad de aumentar la calidad de las prestaciones y de bajar el peso son en este campo dos cosas contradictorias. Eso obliga entre otras cosas a utilizar materiales de alta calidad (aluminio, magnesio, carbono) con tratamientos muy específicos, para tolerar el abuso al que van a ser sometidas. Para obtener el mejor producto las marcas líderes invierten mucho en investigación e ingeniera.
Según el valor final del producto, las horquillas de suspensión actuales ofrecen mayor o menor tecnología. Pero sin embargo, en la actualidad podemos encontrar en casi todas tecnologías como sellados externos e internos, válvulas hidráulicas, presiones de aire, resortes, elastómeros, aceites, etcétera. En las horquillas de mejor calidad el ajuste final se hace a mano, para asegurarse una máxima precisión en el ensamble de las piezas, cosa que no se hace de igual modo en la producción en cadena de las horquillas de uso masivo.
La ecuación es bastante simple: menos peso es igual a mejor calidad y empleo de materiales de altísima resistencia, lo que incide directamente en el precio de la pieza. (Y algo muy importante: mayor tecnología es igual a mayor frecuencia en los tiempos de intervalos mecánicos).

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