Puedes dejar el tabaco,

Una noche de fin de año, y tras varios e infructuosos intentos de abandonar el tabaco, hace cosa de unos 30 años, preparándome para juerguear (la fiesta sería en mi casa), ya tenía mis dos cajetillas listas, me encontraba preparado "para la acción", una de Winston y, la otra, si mal, no recuerdo eran Moore.



En un ecológico y saludable arrebato, tomé una decisión que venía postergando desde hacía buen tiempo, ya lo había intentado en otras oportunidades pero siempre había algún motivo o, mejor dicho, algún pretexto, alguna excusa, para evitar hacerlo.

A partir de esa noche, no fumaría más, hice de tripas corazón y armándome de valor, eché las dos cajetillas al basurero.

Aun recuerdo claramente que dije a los cigarrillos: -“¡Esta vez no me vencerán!”.

Sin embargo, pasados apenas unos treinta minutos, ya estaba rondando el tacho para "rescatarlos" y olvidar la promesa que me había hecho. 

¡Pero no! 

Mi palabra estaba empeñada ante mí mismo. Soy mi más duro Juez y no podía defraudarme.
Sabía que tenía que lograrlo porque era posible, un muy querido tío mío fumaba dos cajetillas al día, y las dejó de una sola vez, el pudo dejar dos cajetillas... ¿yo no iba a poder con 10 cigarrillos?

Fue mi inspiración y por eso le estaré por siempre agradecido.

Como comprenderán, para no fumar esa noche, decidí también, no probar ni una gota de alcohol, lo cierto es que no me costó gran esfuerzo y lo pude hacer; simplemente no fumé y no bebí. Me sentí extraño, pero satisfecho.

Al día siguiente por la mañana, me provocó fumar un cigarrillo, pero recapacité:-"... si fumo ahora significaría que el sacrificio de anoche fue estéril..."-, eso me dio fuerzas para no fumar; Llegó la hora del almuerzo, tenía el hábito de, luego de almorzar, "asentar" la comida con una humeante taza de café y un buen pucho, entonces, para no tentarme a fumar, decidí también no tomar café. Una cosa me fue llevando a otra.

La decisión me llevó lejos, muy lejos, cada día de abstinencia era una razón más para no fumar en el siguiente.

Por un buen tiempo, no fumé, ni tomé café, ni bebí alcohol. Con el tiempo dejé las tres cosas.

Ahora bien, actualmente no puedo negar que me tomo mi cafecito cuando me provoca y que, en promedio, si llego a 1/2 botella de vino al año... sería demasiado decir.

Luego de la noche de esa radical decisión, continuar no fue nada fácil, pero la fortaleza que iba logrando tras cada día de abstinencia, hacía más fuerte la convicción que el reto que había asumido era absolutamente necesario y posible de cumplir.


En Ticlio, el cruce ferroviario más alto del mundo (4818 msnm)

Creo que me ayudó mucho el hecho de de ser ciclista de larga data, ya que el cambio y bienestar generalizado que empecé a experimentar, no solo en mi sistema cardio respiratorio sino en todo el cuerpo, se hacía cada vez más tangible; más velocidad en carretera, más potencia en las cuestas, mayor resistencia en las rutas de larga distancia.

Saboreaba y sentía mucho más el aroma y gusto de las comidas, hasta "podía oler" los paisajes por los que discurría y aun ahora discurro en mi máquina.

A la fecha tengo 60 años y legalmente soy considerado adulto mayor, no he vuelto a fumar ni un solo cigarrillo, el humo del tabaco me incomoda y hasta desagrada y todos los fines de semana salgo a "patearle a los pedales" recorriendo largas distancias y buenas y extenuantes pendientes.


Deja el cigarrillo... ¡TÚ TAMBIÉN PUEDES!



"Tus mejores rodadas serán siempre aquellas que, a pesar de ser un bocado mucho más grande de lo que puedes tragar, las logras sobrevivir".

GAD.

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